viernes, 5 de febrero de 2010

EL CALDO DEL CHINO BRYAN


Un buen día mi gran amigo Jesús. Aclaro no Jesús de Nazareth sino Jesús Chavez de Hunter. Me llamó para invitarme a tomar un caldo de patasca y celebrar así el nacimiento de mi pequeña Zofia. De la emoción no solo de verlo luego de tanto pero tanto tiempo y sobre todo festejar aunque sea con una sopita la llegada de mi hijita acepté sin reparo alguno tal invitación.
El encuentro lo fijamos a las 12 del día en la plaza Loreto ubicada en la zona este de milán. Como bien peruano Jesuscito se presentó una hora más tarde de lo acordado. Preferí no preguntar porqué llegó tarde. Ya habia preparado mi higado para una larga espera, asi que no estaba alterado. Le dí su buen apretón de mano y un fuerte abrazo recordando viejos tempos. Sin mucha palabreria Jesús me encaminó hacia su super restaurante. Como él lo llamaba. Me prometió no solo pasar una agradable tarde entre compatriotas sino también empujarme con plato y todo el mejor caldo de patasca que jamás haya comido en toda mi vida.
Luego de caminar unos 10 minutos por la transitada avenida monza, llegamos al tan famoso lugar que mi amigo me habia venido promocionando en todo el camino, con sus incomparables potajes y sobre todo la sensación de estar en casa cuando se esta dentro. Con todo este marqueteo me esparaba al menos un local como la Cecilia en arancota o la Nueva Palomino. Pero no! Cuando llegué a la puerta del mentadito restaurante y me abrieron la puerta, todas mis espectativas se fueron corriendo. Un terremoto de al menos 10 grados había derrumbado mis comparaciones.
El lugar era tan feo, mugre y mal oliente que el interior del cualquier mercado municipal de pacotilla donde comen los famosos agachaditos es todo un lujo!. Adelante me dijo el chino Bryan con su sonrisa de oreja a oreja enseñando sus dientes amarillentos. Jesucito emocionado me guiaba hacia nuestra mesa, mientras pasabamos entre los comensales que no me quitaban la mirada de encima, no sé si por temor a perder la presa de su plato o por mi descompuesto semblante!
Las caras que encontre delante no solo delataban asaltos, polladas, borracheras o grescas sino tambien me transportaron en el tiempo y el espacio en cuestión de segundos para ubicarme en cualquier callejón chavetero de la victoria. Así que pusé mi cara de angelito y me senté tranquilito en una silla llena de migas al costado de una mesa con restos de arroz con pollo que seguramente comieron antes. Era el único lugar libre.
Inmediatamente el chino Bryan mando su emisaria a limpiar los escombros alimenticios y a ofrecernos los platos del día. Obviamente el hambre me habia abandonado sin reconciliación alguna luego de entrar en este cuchitril, así que solo pedí un tamal. Jesús trato de persuadirme para tomar un caldito pero mi estomago me gritaba por favor no no! No me hagas esto! Lo obedecí.
Mientras esperabamos nuestros exquisitos platillos daba una ojeada a cada mesa para conocer un poco más a mis paisanos. Delante mio dos querubines muy autoctonos de nuestro profundo Perú, se contaban el último atraco realizado, en la mesa del costado analizaban la discografia de Dina Paucar para hacer su pedido musical mas adelante. Todo esto claro con el fondo musical del inconfundible grupo 5 que animaba la tarde entre cerveza y cerveza. Hasta que apereció “el causa” como todos los llamaban para que se acerque a su mesa y les pueda ofrecer las ultimas peliculas peruanas (incluidas las porno), los ultimos capitulos de la serie al fondo hay sitio, los ultimos programas de magaly te ve y claro si querias tambien tenía zapatillas nike, polos armani o roberto cavalli para niños, jovenes y señoras (incluidas las grasosas). Vendia todo lo que pueden imaginar y sino lo tenía le hacias el pedido y “en una semana chocherita” como siempre prometia, sus contactos lo conseguian.
Los precios los podia rebajar, la única cosa que debiamos tener en cuenta los compradores era que gracias a él el producto practicamente estaba en nuestra mesa.
La mesera que solo sabia decir gracias en español, llegó con mi talmal de un color medio raro, bastante amarillento para mi gusto y con un tazón de sopa para mi amigo, que con la vista y media lengua afuera lamiendose los labios empezaba a tragar mentalmente. Dejó los servicios en la mesa y Jesucito sin decir provecho le clavo el tenedor al pedazo de carne que flotaba en su sopa de color gris. Mi tamal estaba regular nomás. Claro sin comparación alguna con los tamalitos de doña Teodula que son todo un agasajo al paladar.
Lo único que tenía en mente era salir de ese huarique lo más antes posible porque si llegaba la policia se cargaba a todos incluyendo al chino Bryan. Me atragante como pudé con mi tamal para terminarlo en un instante mientras Jesús saboreaba gota a gota su caldo de patasca. Luego de pocos minutos y sin remordimiento alguno después de haber desaparecido mi entremés practicamente de un solo mordiscón, le dije a mi buen amigo que me tenía que retirar porque seguro mi esposa y Zofia necesitaban de mi auxilio para cambiar un pañal. Con la boca llena de mote Jesucito me dijo que no me preocupara si debia retirarme, entendia mi empeño como padre. Limpio su mano con una servilleta y me dio su bendición felicitandome una vez más. El aún se quedaría allí esperando un grupo de amigos con quienes iba brindar por la alegria de nuestro reencuentro.
Agradeciendole con un fuerte abrazo por su buen gusto culinario y la invitacón me retiré rapidamente de este antro de perdición al 150% peruano pero del malo. Esperando claro, de no volver a ese lugar, donde seguro cualquier día cae la tomberia o el control sanitario para meter a todos en una caja de vuelta a su país incluyendo al caldo de patasca.

1 comentario:

  1. que buena foto se vee delicious.....espero hayas disfrutado tu vacaciones por tu querida Arequipa. M.W.

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