
No hay que ser premio nobel o vivir en marte para darse cuenta de esta realidad, simplemente nos debemos remitir a los hechos. Como semanas atrás cuando se puso muy de moda el debate sobre el aborto y la pildora del día siguiente, gracias a eso pudimos ver la posición de varios sectores y sobre todo posturas personales cucufatas e hipócritas, que más allá de solucionar un gravisimo problema hicieron de todo para evitar que se pudiera reformar la ley y no se distribuya gratuitamente la muy útil pildora, masacrando y pisoteando el derecho fundamental que tiene todo ciudadano, el poder elegir libremente que hacer en caso de un embarazo, ya que solo compete a ellos decidir sobre ésto, sin que otras personas metan las narices donde no deben, chantajenado o condicionandolos, ignorando su propia realidad.
Lamentablemente el gobierno no tubo las pelotas bien puestas para hacer valer el derecho de muchos peruanos, hizo todo lo contrario aunque seamos un estado laico, quiza por temor a perder el paraiso celestial o porque diosito los iba a castigar, le besaron el culo a la retrograda, metiche e ignorante iglesia caótica (católica) quien saco todas sus garras al defender lo indefendible con propuestas tan estupidas como su monseñor, que en vez de estar hablando cojudeces debería estar más preocupado por encontrar y castigar a tanto cura pedofilo, violador y pervertido que hay, y no profanar el derecho intrinseco de cada persona.
A este paso sin garantizar lo mínimo para cada ciudadano y metiendonos ya casi casi en sus propias camas, aún estamos bastante lejos de despegar del sub-desarrollo y como buenos cangrejos vamos retrocediendo cada vez que podemos, siendo el primer mundo siempre y solo siempre un DEJA VU.
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